9/4/13

Librería Aida (sueño)


Patricia me escribió preguntando por una librería de usados sobre la calle Charles de Gaulle. No la conocía, así que fui a investigar. Ya ahí me encontré con otro amigo, Miguel, que me mostró unos volúmenes sobre la pintura del renacimiento. Me gustaron, pero no podía pagarlos. Entonces, de la obscuridad del fondo, surgió el dueño del local -un anciano desaliñado cubierto con una capa gris- y me hizo una oferta: “si me entregas todos tus libros al morir, puedes llevar los que quieras sin pagar. Acepté y me alcanzó un contrato con los detalles del arreglo. Me llamaron la atención unas palabras extranjeras en el encabezado. “Están en rumano”, me dijo el anciano, “es el lema que lleva el escudo de mi familia”.

Al rato de salir me encontré con Patricia en la calle.

-Fui a la librería -le dije- y me encontré con Miguel.

-Ja, qué gracioso -contestó ella-, Miguel está muerto.

-¿Y con quién entonces hablé? -dije burlándome.

-Qué sé yo, pero Miguel murió ayer, yo estuve en el velorio.

-Mirá, si nos apuramos le vamos a encontrar, seguro sigue ahí.


Al llegar a la librería vimos a unos dependientes bajando cajones de un camión. Los abrían adentro, eran libros, eran mis libros. Iba a decírselo a Patricia, pero ella misma estaba concentrada en ciertos volúmenes, “Estos eran de Miguel”, la oí decir, “yo se los regalé, y estos de acá son míos”.

Sacudí a uno de los que estaban ordenando los anaqueles preguntándole para quién trabajaba, pero me ignoró, como si no me sintiera. “Nosotros también estamos muertos” dijo entonces Patricia.

Me lancé al escritorio buscando el contrato que firmé. En una carpeta vi copias similares con los nombres de Patricia, Miguel y varios más, hasta que llegué al mío. Lo leí de nuevo, pero esta vez las palabras en rumano eran claras, como escritas en una lengua familiar, decían “Los años que le quedan al firmante serán para extender mis años”.

-------------------------------------------

El hecho de la primera frase ocurrió en la vigilia, fue un mensaje que me despertó, lo leí y seguí durmiendo, soñando este sueño.

2 comentarios:

  1. Me encantó, por cierto, tuvimos un cliente que se llamaba Miguel y ya no está entre nosotros, que coincidencia. Saludos y exitos!!!

    ResponderEliminar