2/6/13

Nictofobia


Me levanté y encendí la luz. Seguro grité al despertar, porque mamá vino a mi cuarto.

-¿Estás bien?-, preguntó.

-Tuve una pesadilla.

-Bueno, acostate-, dijo y apagó la luz.

-Dejala encendida-, le pedí.

-Ya estás grande-, dijo y se fue.

Traté de dormir. Atajé la respiración un rato y me quedé quieto, tan quieto que oía mi pulso. Me puse de rodillas y recé muy rápido. Entonces el faro de un coche se filtró por la ventana proyectando una sombra en la pared. Fue sólo un segundo, pero creí ver algo. Después todo estaba más obscuro. Encendí la luz y no había nada.

“Ya estás grande”, me dije, y prometí asustarme más, pero por las dudas agarré una linterna que tenía entre los juguetes y la dejé bajo la cama. Apagué la luz y me acosté. Me quedé mirando la pared. Parecía que la sombra se movía. Agarré la linterna, pero no la prendí. “No seas nena, no hay nada” me dije, pero no me convencía. Algo crecía en la habitación. “No hay nada, no hay nada” seguí repitiendo. Cerré los ojos con fuerza y me vi a mi mismo como desde una cámara que se alejaba hasta que todo se hizo negro. No aguanté y encendí la linterna. Por un momento vi un montón de manos negras, pero enseguida la sombra se tragó el chorro de luz.

Luego no me acuerdo. Fue como dormir.

Después era de día y no podía moverme. Veía mi cama vacía. No se como me di cuenta, pero sabía que me volví una sombra. Al comienzo permanecí en mi cuarto, pero nadie volvió a entrar. Luego salí a las calles. De noche me muevo con mucha facilidad. Probé meterme en otros cuerpos, es muy fácil, sólo hay que asustarlos bastante, luego es como ponerse un traje. Supongo que sus mentes se transforman en algo igual a mí. Cuando los abandono se quedan dormidos. Éso es lo único que no puedo hacer: ya no duermo; pero en general estoy mejor ahora. Antes tenía miedo de las sombras, ahora el miedo soy yo.

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