28/3/10

la historia de sorh y lesia y de la primera noche.


Las nubes se tornaban rojas, y el pequeño aprendiz rompía el espejo del lago jugando con sus pies en el agua. El maestro fumaba su vieja pipa mirando el cielo, y comenzó a hablar. Al pequeño aprendiz le pareció que había estado hablando desde siempre, dejó de mover los pies en el agua, y escuchó.

“El mundo era nuevo. Y sobre el mundo sólo vivían Sorh y Lesia

Se amaban, y los días eran luminosos. Entonces Lesia cayó enferma. El espíritu de la tierra apareció ante Sorh y dijo,

-yo puedo hacer que tu amante viva, pero debes hacer algo por mí.

-Hazlo- contestó el maestro- y haré lo que pidas.

El espíritu se esfumó y Lesia despertó. Vivía, y los días fueron luminosos de nuevo.

Diez años pasaron y el espíritu volvió.

-debes pagar tu deuda, dijo.

-habla, y pide lo que deseas, contestó Sorh.

-Quiero que apagues la luz del mundo, dijo el espíritu.

Y el maestro sintió que el corazón le apretaba, bajó la cabeza y dijo,

-no puedo.

Entonces el espíritu volvió a ser humo. Y Lesia volvió a caer inconsciente.

El maestro rogó al espíritu que vuelva, día tras día, y noche tras noche, y diez años más tarde, el espíritu volvió.

-Haré lo que pides, dijo Sorh.

-No haz cumplido una vez, no cumplirás nunca.

-Lo haré.

-Si quieres volver a verla despierta de nuevo, lo harás, dijo el espíritu antes de esfumarse otra vez.

Día y noche Sorh pensó como obscurecer la tierra luminosa, recorrió su superficie completa sin éxito. Sus barbas ya se arrastraban por el suelo cuando se rindió, volvió a su casa, besó a su amada y abrió sus venas para morir.

Su sangre entonces huyó a borbotones, y comenzó a reptar sobre la tierra y por el cielo. Y la sangre se fue tornando negra, y más negra. Y ya no hubo luz sobre la tierra. Y Lesia despertó.

Encontró así a su amante en el suelo, sus venas abiertas y todo en torno obscuridad. Y lloró sobre su cuerpo, sin entender su suerte, y sus lágrimas brillaron, y ella misma fue una luz pálida sobre el cadáver de su amor, y la sangre fue cubriéndola también, y seguía llorando cuando ya la sangre negra la había cubierto del todo.”

“así fue la primera noche?” preguntó el pequeño aprendiz, sin notar que el mismo dejaba caer una lágrima por su mejilla.

“Así fue -contestó el maestro-, y así se repite siempre, porque lo que fue en el inicio está condenado a repetirse para siempre. Aún la luz termina en un charco de sangre que se coagula y se hace obscura, y aún las lágrimas de la amada brillan y ella misma brilla pálida noche tras noche y va menguando porque se cubre de sangre negra.”

“Y cómo entonces la termina noche, maestro, como vuelve la mañana?” dijo el pequeño aprendiz.

“esa es otra historia” Contestó el anciano. Y cerró los ojos. La sangre de Sorh estaba secándose en lontananza y las primeras lágrimas de Lesiah brillaban en el cielo.


2 comentarios:

  1. Hermoso relato hasta parece de esos ancestrales que cuando lo cuentas a los niños no lo olvidan jamás, niña soy.

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