Espero
el bus. Un nene me pide plata. Voy a darle mil cuando otro se acerca y me pide
también. Me niego entonces e insisten. Uno de ellos ve que tengo un cien mil y
trata de arrebatármelo, yo le pateo la cara y él amenaza con clavarme. Peleamos
un rato y me alejo, controlando con la mirada que no se me acerque. Subo a un bus.
Ahí el niño está sentado en el fondo y lo acompaña un tipo
fornido con una máscara de Shreck. El niño está maquillado y mientras me mira
se pasa el dedo índice por el cuello y acaricia un puñal.
Llego
a casa de G. y bajo del bus asegurándome de que no me siguen. En casa de G. se
festeja un cumpleaños infantil. Mezclados con la gente, allí también están el
niño y el hombre. Luego de tratar de escabullirme en vano de ellos, grito mirándolos
“ese tipo y el niño me siguen para matarme”.
Él me mira como si yo estuviera loco y pide que alguien lo acompañe a tomar el
bus. Decido irme, pero a la salida me encuentro con mi abuela y mis primos, y
me quedo, ya que ella nunca sale y pienso que no sería amable marcharme apenas
llegó.
Van
a tomar la foto, y la sobrinita de A. quiere que salga con ella, pero veo al
niño colarse en el grupo y salgo corriendo, la sobrinita de A. llora.
Subo a
un bus. Ahí, luego de un momento, me percato de que el niño está sentado en un
asiento que enfrenta al mío -como en los trenes- y me apunta con una 22. Pienso cómo desarmarlo
durante un largo rato; finalmente me levanto y él también, agarro el arma y en el forcejeo se
dispara. Resulta ser un arma de juguete.
Me
dejó caer abatido a mi asiento. “Tengo que darte el merito, todo el día estuve…” iba a decir “angustiado por tu persecución”, pero entonces alguien (quizá
el tipo de la máscara) se sienta sobre mí y, mientras trato de sacarlo de encima,
el chico me apuñala por los costados una y otra vez.
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